Acceso a la educación y sus principales barreras en México

Acceso a la educación y sus principales barreras en México

Edición especial: México

Este artículo es el primero de la serie sobre el estado de la educación en el mundo. En Global Mentor estamos comprometidos con la formación de maestros y profesorado en España y en América Latina.

En México, 4 millones de niños y adolescentes no asisten a la escuela, una situación agravada por la falta de recursos, violencia, lejanía de las escuelas y barreras lingüísticas, especialmente en comunidades indígenas. Al día de hoy, la calidad educativa es alarmante: la mitad de los estudiantes de 6º de primaria tiene bajos resultados en lenguaje y comunicación, lo que refleja la ineficacia de los planes de estudio. La pobreza extrema contribuye significativamente al abandono escolar, con solo 2 de cada 5 adolescentes continuando más allá de la secundaria (UNICEF). En esa misma línea, INEGI en 2023, señaló que el 56% de los adultos mexicanos solo ha completado la primaria o secundaria, a pesar de que 8 de cada 10 padres tienen la esperanza de que sus hijos alcancen una licenciatura.

Factores que afectan a la calidad educativa en México

Sin profundizar más, la OCDE señala que las desigualdades en la educación son evidentes: 6 de cada 10 niños de 3 a 5 años no están matriculados en preescolar, y solo el 14% de los jóvenes de 23 a 29 años cursa estudios de posgrado. Si bien, la deserción escolar ha disminuido en las últimas dos décadas, persisten desigualdades regionales significativas, principalmente entre el sur y norte del país.

En educación superior, el 40% de los graduados se especializa en ciencias sociales, pero solo el 1% ha participado en un intercambio internacional, uno de los niveles más bajos de la misma OCDE.

Bajo estos argumentos, es claro que la educación en México enfrenta una serie de desafíos que abarcan desde la desigualdad en el acceso, especialmente en las zonas rurales, hasta la percepción generalizada de un sistema obsoleto y deficiente.

Retos y propuestas para transformar el sistema educativo mexicano

Si miramos al pasado, durante el periodo cardenista y post-cardenista, se realizaron esfuerzos significativos para profesionalizar el sector educativo, con campañas de alfabetización en los años 40 y 50. Sin embargo, desde entonces, cada cambio de administración presidencial sexenal ha evidenciado las deficiencias del sistema, dado que las políticas educativas han estado más influenciadas por enfrentamientos ideológicos que por una visión científica y orientada al desarrollo social. Esto explica por qué las críticas actuales se centran en el rezago educativo, la baja calidad de la enseñanza, la insuficiencia del personal docente, la inadecuada infraestructura, la desactualización de los planes de estudio y los deficientes entornos de aprendizaje. Todos estos factores agravan la brecha social, limitan las oportunidades de los estudiantes y se erigen como barreras para su integración efectiva al mercado laboral.

Si bien han habido reformas, como la Nueva Escuela Mexicana y el Nuevo Modelo Educativo, la situación actual refleja un desencanto generalizado que, aunque poco expresado, ha sido silenciado mediante la articulación de programas sociales en forma de becas para los niveles básico, medio y superior. A pesar de las reformas implementadas, como la Nueva Escuela Mexicana y el Nuevo Modelo Educativo, la situación actual refleja ciertos desafíos en el sistema educativo. Entre ellos, se encuentra la articulación de programas sociales, como las becas para niveles básicomedio y superior, que si bien han contribuido al acceso educativo, podrían enfocarse más en fortalecer las bases del aprendizaje para garantizar un desarrollo integral en los estudiantes. El panorama de la educación en México pone de manifiesto la influencia continua de las organizaciones educativas en la formulación de políticas, un fenómeno que se ha mantenido a lo largo de varias administraciones. Estas dinámicas han planteado retos significativos al sistema, incluyendo la falta de innovación y cierta resistencia al cambio. Esto se refleja en resultados educativos que, según las pruebas PISA de la OCDE, aún no logran alcanzar las expectativas de manera consistente.

Bajo este contexto, el futuro Secretario de Educación Pública, Mario Delgado, enfrenta el desafío de desarrollar un marco curricular y un plan de estudios en todos los niveles educativos, con especial énfasis en el nivel básico. Es fundamental que la SEP se enfoque en valorar el conocimiento, revalorar la figura del profesor, y distanciarse de los componentes políticos y clientelares, así como del romanticismo y las ambigüedades. Es necesario que la SEP se acerque a los padres de familia, académicos e investigadores especialistas en educación para frenar el deterioro educativo y comenzar a establecer las bases para una reestructuración sostenible del sistema educativo mexicano.